Por feminicidio, un hombre fue condenado a 38 años de cárcel

Las autoridades, además, lograron establecer que el agresor ejercía violencia de carácter sicológico sobre la víctima.

Foto: ARCHIVO
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Miguel Ángel Flórez Gaviria, un hombre dedicado a las labores de vigilancia, fue condenado a 38 años de cárcel por el Juzgado Municipal de Medellín que avaló el preacuerdo celebrado entre la Fiscalía y la defensa del procesado,

La condena de Flórez Gaviria se da luego de que se confirmara que este fue el autor del femiicidio de su compañera sentimental identificada como Nancy de Jesús Muñoz Muñoz, de 37 años de edad.

De acuerdo con la investigación adelantada por la Fiscalía, el domingo 20 de septiembre de 2015, la mujer fue atacada con arma blanca en su propia casa del barrio Eduardo Santos de la capital antioqueña, por el hoy procesado, quien fue capturado minutos después cuando escapaba a pie del lugar de los hechos.

Luego, en el proceso de indagación, cerca de la escena del crimen las autoridades encontraron el cuchillo utilizado por el agresor para causarle graves heridas a su expareja en el pecho, el abdomen, los hombros y el glúteo izquierdo.

Según la información suministrada por los familiares de la mujer, la pareja sostuvo una relación afectiva durante un año y hacía nueve meses se había separado. Declararon, igualmente, que el victimario la acosaba telefónicamente para que volvieran.

Las autoridades, además, lograron establecer que el agresor, a más del final femiicidios, ejercía violencia psicológica sobre la víctima y le restringía su autonomía en varias de sus esferas personales.

Flórez Gaviria, de 48 años de edad y quien se desempeña como guardia de seguridad en una empresa de vigilancia privada, fue condenado por el delito de feminicidio agravado.

Acerca de Andrés Felipe Bustamante Restrepo

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Comunicador social - educador. Dios, familia, amigos. Interesado en el proceso de paz, en los deportes y en vivir en armonía. Poco comunicador, muy periodista. Me gusta saber sobre la historia de la Colombia violenta, no por apología, más por entender el porqué de todo este complot violento en el que vivimos inmersos los colombianos del común. Creo en lo que se hace bien, como diría un maestro: “no se mate haciendo las cosas, hágalas bien”. No hay que morir en el intento, hay que hacerlo.

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