Entre la necesidad y la esperanza: el trabajo de la Fundación Bosconia en Altos de Oriente

Cerca de 26 mil habitantes en condición de desplazamiento se han visto favorablemente impactados por la fundación en el sector.

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Así se ve una parte del sector de Altos de Oriente. Foto: CORTESÍA.

Altos de Oriente es, quizá, uno de los sectores mal llamados de ‘invasión’ más grandes del Valle del Aburrá. Allí habitan alrededor de 26 mil personas, todas ellas desarraigadas de sus lugares de origen por factores tales como la violencia o la falta de oportunidades.

Ante las problemáticas en temas de salud, infraestructura y saneamiento básico que se logran ver en el sector, por lo menos 17 organizaciones del sector público-privado han decidido hacer un aporte social con el fin de subsanar el daño que, durante años, esta población ha sufrido de manos de los grupos ilegales.

Un viso de esperanza para la comunidad.

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Proyectos de mejoramiento de vivienda, una labor de las organizaciones en la zona. Foto: CORTESÍA.

Debido a las necesidades que se evidencian al recorrer las calles de todo el lugar, la Fundación Bosconia, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja por los derechos de la población más vulnerable en el plano nacional, decidió intervenir en las dinámicas sociales de dicha localidad.

«Estamos iniciando procesos para el trabajo y el desarrollo humano, y a través de convenios con el Sena buscamos brindarle oportunidades a las personas que debido a su condición económica y su ubicación geográfica», destacó Clara Avendaño Rojas, trabajadora social y coordinadora de la sede de la fundación que opera en Altos de Oriente.

Avendaño explicó que, junto con la fundación Un Techo para mi País, se han venido adelantando labores que han beneficiado a la comunidad en general, como la pavimentación de algunas vías de acceso a la zona. Precisamente, hizo alusión a una actividad que de la mano de la comunidad se realizará en el sector este fin de semana.

«El domingo nos reuniremos varias organizaciones y, a través de un convite, vamos a reparar la vía; vamos a arreglar los canales con el fin de que el agua no se filtre en la vía y la dañe», dijo Avendaño, quien aseguró que esperan por lo menos 120 personas con el objetivo de, gracias al trabajo de equipo, culminar la labor que se tiene planeada hacia las cuatro de la tarde.

Justamente, todo el trabajo que ha llevado a cabo la fundación hubiese sido imposible, claro está, sin el apoyo de los líderes comunitarios. Entre ellos están María Dolly Santa Valencia y Gustavo Duque Atehortúa, quienes llevan viviendo diez y siete años en Altos de Oriente, respectivamente.

Para María Dolly, quien llegó desde el municipio de Argelia, se han logrado realizar grandes avances sociales y humanitarios en el sector. Por ejemplo, destacó el apoyo que junto a la Fundación Bosconia le han ofrecido a la comunidad otros entes gubernamentales como la Defensoría del Pueblo y la Agencia de la ONU para los Refugiados -Acnur-.

Gracias a todas las ayudas que se les han brindado, han podido mejorar la infraestructura educativa del sector, mejorar las escasas vías que tienen en la zona y tener su propia casa de Derechos Humanos, lo que facilita el acceso a los servicios institucionales a todos los habitantes de Altos de Oriente, entre los que hay miles de niños, mujeres gestantes y adultos mayores.

Es sólo el comienzo…

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Así es el estado actual de la mayoría de vías del sector. Foto: CORTESÍA.

A pesar de todos los proyectos que se han adelantado en el sector debido al trabajo entre comunidad e institucionalidad, está claro que aún queda mucho trabajo por hacer. El antes mencionado Gustavo Duque, recalcó que todavía hay carencias irrisorias en temática de servicios públicos y básicos para la calidad de vida.

«Acá no hay agua apta para el consumo humano; por otro lado, se está generando un problema ambiental con la cuestión de alcantarillados», dijo el líder comunitario, quien argumentó que la raíz de la problemática es que las autoridades municipales se centran en calificarlos como habitantes de un territorio de invasión, «en vez de verlos como personas».

Además, Duque mencionó que, «si bien Altos de Oriente pertenece al municipio de Bello, las veredas del sector no tienen vías de acceso» que los comuniquen de forma directa a dicho municipio. También señaló que el estado vial es precario, lo que dificulta la movilización, por poner un botón de muestra, al centro de salud más cercano, que está a una hora de trayecto.

Por su parte, Clara Avendaño manifestó que el problema también radica en que «hace falta visibilización de la situación social allí existente». Por ese motivo, hizo un llamado a las diferentes organizaciones y personas del sector público y privado para que se sensibilizen ante lo que está sucediendo en Altos de Oriente, pues es evidente que es una gran población que no tiene calidad de vida.

De todas formas, dejó claro que la Fundación Bosconia seguirá «tocando puertas» para conseguir recursos y apoyo que les permitan seguir con la labor humanitaria y social que hasta ahora han realizado en esta zona del norte del Valle del Aburrá.

 

Acerca de David Esteban Álvarez Ortiz

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Soy periodista, locutor e historiador en formación. Aficionado a la cocina, al cine, al fútbol y al baile, creyente de la educación como motor de cambio. Redactor de economía y derechos humanos.

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