Tradición silletera, herencia que florece en la espalda de las nuevas generaciones

Los jóvenes son los encargados de salvaguardar una de las tradiciones más arraigadas del pueblo antioqueño: los silleteros.

Quizás nacer en determinado territorio no sea casualidad. Por ejemplo, quienes nacen en Santa Elena, corregimiento de Medellín, llevan una tradición que corre por sus venas y que ya es Patrimonio Cultural de la Nación: Ser silletero.

La historia se remonta a casi 60 años atrás, cuando los campesinos de la región atravesaban las montañas caminando descalzos a media noche hasta llegar a la ciudad en la mañana, con sillas llenas de flores a sus espaldas, que posteriormente vendían. Desde ese entonces, familias como los Atehortua, los Londoño, los Grajales, entre otros, han visto como generación a generación la tradición se fortalece y sigue floreciendo.

Uno de esos jóvenes es Jesús, a quien decidimos llamar así en este artículo para no arruinar una de las sorpresas más grandes que tendrá la edición número 59 del Desfile de Silleteros… Este joven de 23 años desfilará por primera vez como adulto en Medellín y será una sorpresa para sus padres y tíos, quienes no tienen la menor idea de lo que él está gestando.

Este es mi primer desfile como adulto, mis papás todavía no saben que voy a desfilar (…) El que más trabaja las silletas es mi tío y con él he trabajado siempre, desde niño, siempre le ayudo, en los últimos 8 años he estado con él en todas las ferias y él me dijo que tenía un contrato, que si quería desfilar, hicimos todas las vueltas y es una sorpresa para mis padres”, expresó Jesús a El Palpitar.

Como él hay cientos de niños y jóvenes de Santa Elena esperando a que uno de los silleteros adultos envejezca para ceder el contrato que los acredita como uno de los 500 silleteros que año tras año llevan la alegría a Medellín en un multitudinario desfile. Literal es una herencia.

Y que suerte que están interesados los jóvenes y niños es salvaguardar esta tradición que ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, en medio de una era en la que la tecnología permite un mundo de posibilidades que podría distraerlos fácilmente.

Para Carlos Grisales, ganador absoluto del Desfile de Silleteros en 2015, lo fundamental es que estas nuevas generaciones crezcan en un entorno empapado de esta tradición, pues así es que finalmente se han enamorado de ella, como lo hizo él hace más de 30 años, cuando sembraba el jardín con sus abuelos, los pioneros Juan Bautista Grisales e Isabela Atehortúa.

Carlos Grisales cuando ganó el premio absoluto.

“Yo inicié muy pequeño, cuando los padres iban acompañados con los hijos. ¡Eso era increíble! Se aprendía en la casa las labores de sembrar y allá uno aprendía cómo cargar, cómo desfilar… Desde ahí empecé, hace unos 30 años”, dijo Grisales a El Palpitar.

Cuando Carlos Grisales ganó, dedicó el triunfo a sus dos hijos, quienes fueron parte importante de la creación de su silleta, en esa misión que él tiene de heredarles la tradición. “El ambiente a ellos los va formando, tengo a Sofía y a David, a quienes les dediqué el triunfo, porque nadie ve qué hay detrás del Desfile, sólo vemos las silletas y detrás está todo el trabajo de la familia y así es es que ellos se forman, desde el hogar, sembrando el jardín, cultivando la tierra. Ellos todos mis pasos los van siguiendo, yo me voy a hacer la estructura y la niña está ahí con un martillo, David cortando un cartón, sembrando una flor…”, expresó el silletero.

Y así se va asegurando que Medellín va a seguir conquistando a turistas nacionales y extranjeros con una tradición única en el mundo, que el próximo año cumplirá 60 años ratificando por qué esta es la Ciudad de la Eterna Primavera.

Por lo menos, eso es lo que se puede percibir cuando se escucha hablar a jóvenes como Jesús: “Lo mío son las flores, el campo, las silletas, esto es desde las entrañas, desde el corazón porque me crié en Santa Elena (…) Pienso desfilar cada año, siempre que se pueda, hasta que esté viejo”, concluyó.