Impresionantes imágenes de El Abrazo de la Serpiente, nominada al Oscar

Los colombianos están celebrando, pues El Abrazo de la Serpiente está nominada al Oscar.

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Este nativo se llama Tafillama. Foto: Cortesía/Emanuel Rojas.
Jan Bijvoet, uno de los protagonistas. Foto: Cortesía/Emanuel Rojas.
Y mientras Jan Bijvoet comía, los perros del Amazonas observaban. Foto: Cortesía/Andrés Barrientos.
Las grabaciones en el agua se dificultaron mucho por las lluvias. Foto: Cortesía/Antonio Bolívar.
Detrás de cámara de una de las actuaciones de Nilbio Torres. Foto: Cortesía/Liliana Merizalde.
Además de un lenguaje nativo, la película cuenta con jeroglíficos. Foto: Cortesía/Antonio Bolívar.
Ciro Guerra cuidó cada detalle, hasta cómo cargar los cables. Foto: Cortesía/Andrés Barrientos.
La producción fue liderada por Ciudad Lunar, con el apoyo de Caracol Cine y Dago García Producciones. Foto: Cortesía/ Emanuel Rojas.
Nilbio Torres es Karamakate joven en la cinta. Foto: Cortesía/Liliana Merizalde.
Brionne Davis es uno de los extranjeros que participó en la película. Foto: Cortesía/Emanuel Rojas.
Bajo la lluvia en el Amazonas colombiano. Foto: Cortesía/Andrés Barrientos.
Nativos con el actor Jan Bijvoet. Foto: Cortesía/Andrés Córdoba.
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Estas imágenes develan el mundo mágico al que el director Ciro Guerra quiere transportar cuando los espectadores ven El Abrazo de la Serpiente, una película que ha logrado traspasar fronteras en el mundo, ganando diversos premios  y ahora, una nominación al Oscar por parte de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood. (Lea también: Histórico: El Abrazo de la Serpiente es nominada al Oscar y El mexicano Alejandro G. Iñárritu lidera las nominaciones a los Oscar con The Revenant).

Motivación del director

Ciro Guerra en el rodaje de la cinta. Foto: Cortesía/Liliana Merizalde.

Siempre que miraba el mapa de mi país, veía una gran incógnita.

Casi la mitad de él estaba cubierto por un territorio oculto, por un manto verde, del que nada sabía.

Es el Amazonas, tierra inabarcable, que hemos reducido a unos pocos conceptos.

Coca, droga, ríos, indios, guerra.

¿Realmente no hay nada más allí?

¿No hay una cultura, una historia?

¿No hay un espíritu que trascienda?

Los exploradores me enseñaron que sí.

Aquellos hombres que lo dejaron todo, que arriesgaron todo, para mostrarnos

un mundo que no podíamos haber imaginado.

Y que hicieron contacto.

Ese encuentro se dio en medio de uno de los genocidios más crueles que ha visto la

humanidad.

Puede el hombre, a través del arte y la ciencia, ¿trascenderla brutalidad?

Algunos hombres lo hicieron.

Los exploradores han contado su historia.

Pero los nativos no.

Su historia es esta.

Un pedazo de tierra del tamaño de un continente, que no se ha contado.

Que no existe en el cine de nuestra América.

Ese Amazonas ya se ha perdido.

Pero en el cine, puede volver a existir”.