Cada día el fenómeno de la escasez de tiempo se vuelve más patente. Ante un sinfín de responsabilidades que dificultan la compatibilización de la triada trabajo-familia-ocio, los hábitos de vida saludable terminan viéndose gravemente afectados, especialmente la alimentación.
Ciertamente hay gente que no tiene tiempo para cocinar, pero esta no debería ser una razón para no disfrutar de los beneficios de la comida casera, dada la popularización de restaurantes saludables del tipo Noah´s green kitchen
Aunque el estrés mantenido en el tiempo despierta el deseo por comidas poco saludables, con alto contenido en sal, azúcares refinados y grasas saturadas, esto no es más que una estrategia de afrontamiento desadaptativa, puesto que una vez terminada la comida, el humor puede empeorar por la pesadez de estómago e incluso por el sentimiento de culpa.
¿Natural? Sinónimo de felicidad
En este sentido, expertos en Psicología Clínica revelan que el consumo de ciertos alimentos naturales como huevos, semillas, legumbres, pescado azul y plátano, suponen un aporte de triptófano, el precursor de la serotonina u hormona de la felicidad.
Si de por sí está demostrado que la comida natural ayuda a mejorar el estado del ánimo, se ha demostrado cómo las técnicas de cocción casera garantizan la mayor calidad de las recetas. Claro ejemplo de esto sería el típico plato de espaguetis a la boloñesa: la salsa sabe mejor y el recuento de macronutrientes final cumple con los requerimientos necesarios para cubrir una comida principal.
Lo casero sabe mejor
No es lo mismo comer de catering que saborear una comida preparada de forma casera con los mejores ingredientes. Esto es un hecho y es que las propiedades organolépticas se ven mejoradas:
La alimentación como elemento para la salud
Dicen que somos lo que comemos, por lo que, a mayor calidad de la dieta, mejor será la salud.
En la actualidad resulta inevitable que la alimentación tienda a ser práctica y por eso se recurre a la comida rápida, pero ante las opciones de comida rápida casera saludable y a sabiendas de los beneficios que esta comprende, ya no hay excusa para no afirmar que alimentación y productividad sí son compatibles.