Tras 25 años, exintegrantes del Epl conmemoraron su desmovilización e inicio político

Exintegrantes, políticos y autoridades participaron, este martes, de un acto público conmemorativo en el Parque de las Naciones Unidas, en Medellín, donde reposa el Monumento de la Paz, construido con el metal fundido de las armas del Epl.

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Foto: EL PALPITAR.

Una mirada al pasado permite encontrar en el 1 de marzo de 1991, un día histórico para el pueblo colombiano, cerca de dos mil combatientes del Ejército Popular de Liberación –Epl- decidieron dejar las armas para emprender su recorrido político.

Además de recordar la fecha en que ocurrió su desmovilización, antiguos miembros del otrora grupo subversivo aprovecharon la ocasión para dar un llamado de atención a lo que está ocurriendo en La Habana en los diálogos entre el Estado colombiano y las Farc (Le invitamos a leer: Excombatientes del Epl, positivos ante el proceso de paz Gobierno-Farc).

Asimismo, se valieron de la conmemoración para demostrar que se puede hacer política sin armas y recordarle a las Farc que se su abandono de las armas propició que muchos de los partidos políticos que surgieron tras la desintegración del movimiento guerrillero, fueran víctimas de un exterminio con único precedente: el ataque frontal del Cartel de Medellín a la Unión Patriótica.

Porqué dejar las armas

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El Epl surgió en 1968 e inició una lucha por el poder contra el gobierno de turno, especialmente, en el norte de Colombia. Así, pues, los departamentos de Córdoba, Antioquia y Sucre fueron, al principio, epicentro de las acciones militares del grupo guerrillero.

Según explica Darío Mejía, exintegrante del Epl y miembro de la Asamblea Constituyente de 1991, al ver “cómo se daba la caída del movimiento marxista-leninista en la Unión Soviética”, los altos mandos del movimiento subversivo entendieron que era “momento de cambiar” e iniciar un diálogo con el Gobierno.

Dichos diálogos culminaron el 1 de marzo de 1991, pero con éxito parcial. Cerca del 20 por ciento de los combatientes decidieron continuar en la ilegalidad, fundando otros grupos armados o uniéndose a las Farc y al Eln.

“Nosotros estuvimos acampados durante 11 meses por el proceso. En ese tiempo, hicimos pedagogía en el campamento de acuerdo con el Gobierno. Posteriormente, algunos desmovilizados que estuvieron acatando el acuerdo que firmamos, se retiraron y cogieron su propio rumbo; hoy en día, son el grupo al margen de la ley más numeroso del país, el Clan Úsuga”, indicó Mejía.

Según fuentes estatales, el grupo estuvo delinquiendo inclusive hasta el 2015, cuando el Ejército Nacional dio de baja al último de sus cabecillas, Víctor Navarro, alias «Megateo». Su muerte supuso el debilitamiento de la estructura delincuencial del movimiento, que había centrado su accionar en el Catatumbo.

El exterminio

El mismo año de su desmovilización, dos miembros del entonces ya conformado movimiento político Esperanza, Paz y Libertad, hicieron parte del grupo de magistrados que legislaron la Constitución de 1991.

No obstante los logros, las Farc, diversos grupos paramilitares y el mismo Estado –de acuerdo con las denuncias de los excombatientes-, iniciaron una ofensiva armada contra los antiguos integrantes de la guerrilla que por poco culmina en su exterminio.

25 años después, Mario Agudelo, otrora miembro del Epl, señaló que solicitarán a las Farc que den su versión de los hechos antes de que se firme el acuerdo de paz en La Habana, con el objetivo de que a través de la verdad se repare a las víctimas de dicha tragedia.

Enseñanzas de un proceso de altos y bajos

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Rafael Pardo recalcó la importancia de aprender del proceso con el Epl para no cometer los mismos errores en los acuerdos con las Farc. Foto: EL PALPITAR.

«Estos 25 años nos enseñan que si se puede consolidar un proceso; que la firma de los acuerdos no es un punto final, sino uno de partida y que es necesario que el gobierno brinde garantías para que los desmovilizados no vivan los traumatismos que vivimos nosotros», precisó.

Finalmente, Aníbal Palacio, exsenador de la República, precisó que es posible hacer política sin el uso de la fuerza insurgente; justamente, ellos lo consiguieron, “en varias alcaldías, en el Senado de la República y haciendo parte de la Asamblea Constituyente”, tal y como aseveró Palacio.

“Le decimos a los colombianos que es posible que unos guerrilleros salgan a hacer política sin armas. Muchos grupos ilegales que hacen presencia en el país deben pensar en la desmovilización. La justicia transicional va a posibilitar su aplicación a estos grupos”, dijo.

Si bien la violencia marcó una amplia etapa del «después» del proceso, Rafael Pardo, ministro para el Posconflicto, afirmó, durante la conmemoración realizada en Medellín este martes, que dichos acuerdos fueron el inicio para la pacificación de Antioquia.

Acerca de David Esteban Álvarez Ortiz

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Soy periodista, locutor e historiador en formación. Aficionado a la cocina, al cine, al fútbol y al baile, creyente de la educación como motor de cambio. Redactor de economía y derechos humanos.

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