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Presidente Santos afirmó que 600 mil personas han sido reconocidas y reparadas en el país.
En el marco del Día Nacional de las Víctimas, diferentes frentes del Gobierno hicieron saber su visión sobre la paz y la reparación a las víctimas del conflicto, así como solicitaron mayores medidas de protección para los defensores de derechos humanos en el país.
Por un lado, el presidente Juan Manuel Santos anunció la siembra de ocho millones de árboles, en honor a las más de ocho millones de víctimas de Colombia. Los árboles «llevarán una placa para hacer memoria de estas personas, afectadas por el conflicto en Colombia, con el fin de que luego de que llegue la paz, nunca vuelva a haber una sola víctima», manifestó Santos.
Asimismo, destacó que ya son 590 mil las víctimas reparadas efectivamente en el país, «siendo la única nación del mundo en haber alcanzado esa cifra». No obstante, cabe aclarar que las personas que fueron despojadas de sus tierras no han recibido restitución por sus terrenos, en más de un 98 por ciento.
Por su parte, Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador con las Farc en La Habana, expresó su preocupación por los asesinatos de defensores de derechos humanos registrados recientemente.
«Después de casi siete millones de víctimas, esto es una realidad y tenemos que ser capaces de doblar la página”, indicó De la Calle, quien agregó que «recientemente han habido muertes de defensores humanos y esto es un hecho extraordinariamente grave que no puede pasar en silencio. Tenemos que actuar como sociedad».
Por tal motivo, solicitó al Gobierno que proteja a este sector social, que han trabajado para promover la defensa de los derechos fundamentales en el territorio nacional mientras ha visto ultrajados los suyos.
Asimismo, el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, insistió en que es necesario que el Estado se asegure que «las víctimas están satisfechas», pues «la garantía de sus derechos es mucho más profunda y amplia gracias a los acuerdos de La Habana».
En Medellín, por otro lado, se realizó un conversatorio sobre derechos y reparación, además de actos culturales y teatrales a cargo de las Madres de la Candelaria, donde representaron situaciones reales relacionadas con las desapariciones forzadas, la violencia sexual, las minas antipersonales y el homicidio.
