Lengua de señas, el idioma que rompe barreras y prejuicios

Sólo en Colombia, la población sorda asciende a más de medio millón de personas.

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Foto: CORTESÍA.

Tener el impedimento de escuchar una dulce melodía o la voz de un ser querido podría ser una pesadilla para cualquiera. Sin embargo, para las personas que son sordas, dicha discapacidad va mucho más allá: es una barrera de comunicación constante y los ha hecho blanco de prejuicios sin fundamento.

Según Henry Antonio Arias, intérprete de lengua de señas, entre los conceptos más comunes y a la vez falsos que hay en torno a los sordos, se halla la concepción de que «tienen retraso mental o que también son mudos», algo que dista de ser real.

«Anteriormente, había una visión clínica que tendía a que los doctores pensaran que los podían oralizar [a los sordos] para que pudieran hablar en un momento dado», explicó Arias, quien señaló que se creía que los sordos no hablaban porque tenían dificultades cognitivas.

No obstante, con la Ilustración llegaron nuevas formas de concebir la sordera y a aquellos que la padecían, de la mano de personas como el abate parisino Charles-Michel de l’Épée, que junto a otros pedagogos y logopedas lograron destruir ese paradigma y mostrar que los sordos se podían comunicar a través de signos, un lenguaje exclusivo para ellos.

Surge el idioma no hablado

Sin ahondar en las teorías de la comunicación, cabe reseñar que el hombre siempre ha utilizado los signos para la comunicación, mucho antes de que siquiera se creara un código hablado al que se le pudiese llamar lenguaje.

En el caso de la lengua de señas, fueron los propios sordos quienes, de la mano de académicos, desarrollaron códigos propios para comunicarse entre sí, lo cual les abrió las puertas a la vida en sociedad, algo impensado hasta la Edad Media.

A pesar de los notorios avances y el inmenso progreso que ha tenido dicho método comunicativo, la percepción general de los sordos no ha cambiado. «Todavía hay gente con ese concepto de que las personas sordas que están marginadas y que no tienen posibilidades de progresar en la vida», indicó Arias.

Sordos, no sordomudos

Prueba de esa afirmación es la forma de denominar al grupo poblacional con afecciones auditivas. «Es erróneo llamarlos sordomudos. Ellos sólo son sordos, más no mudos, pues su aparato fonoaudiológico está intacto; sino que, como nunca han escuchado un sonido, no son capaces de imitarlo», precisó Arias.

De acuerdo con la Federación Nacional de Sordos de Colombia -Fenascol-, dicho término «es una denominación con la que sociedad se ha referido tradicionalmente de modo erróneo a las personas sordas y que responde a una concepción patológica de las personas sordas y puede ser percibida por muchas de ellas con connotaciones peyorativas, como si no tuvieran capacidad de comunicación».

Contrario a ésto, la comunidad sorda, que en Colombia corresponde a poco más del 1% de la población (más de 500 mil personas), «puede acceder tanto a la lengua de señas colombiana como a la lengua oral en sus formas escrita y hablada mediante una educación adecuada dependiendo de las características personales propias», detalla Fenascol.

Muchos sordos han aprendido a leer los labios, escribir o incluso a imitar algunos sonidos, lo cual evidencia que son personas capaces de superar su barrera comunicativa.

Educación e inclusión

Partiendo de cifras del Ministerio de Educación, poco menos de 12 mil sordos están matriculados en instituciones educativas oficiales o privadas, lo cual demuestra que todavía hay paradigmas por romper. 

Además, las posibilidades de acceso a la vida laboral para este grupo poblacional son aún «precarias». Tomando como referencia las cifras del Instituto Nacional para Sordos -Insor- y datos del Banco Mundial, el desempleo de las personas con discapacidad representa una pérdida del Producto Interno Bruto -PIB- que oscila entre el 5.35% y el 6.97%.

Por ese motivo, a través de leyes como la 115 de 1994 frente a Educación o la de 443 de 1998 para Trabajo y capacitación de sordos, el Gobierno espera impulsar iniciativas que favorezcan a la población sorda y, por ende al país.

Henry Arias mencionó que su labor de intérprete en instituciones educativas busca ese objetivo: transmitir enseñanzas y, a su vez, comunicar de forma humana la información, acercando el mensaje en señas lo más exactamente posible al original.

«Todos de alguna u otra manera tenemos barreras en la comunicación, como en el caso de una segunda lengua. Una persona que sólo domina el español, tendrá la barrera por no hablar inglés, francés o chino. Todas las personas tienen la posibilidad de aprender lengua de señas para comunicarse con los sordos y así darse cuenta que son personas absolutamente normales y con muchas experiencias por compartir», invitó Arias.

Aunque todavía hay ‘muros’ por derrumbar, está claro que la comunidad sorda cada vez tendrá mayor acceso a las oportunidades educativas y de empleo. Sin embargo, ¿las tendrá en la sociedad? En el Día del Idioma, en el que recordamos los 400 años de muerte de Cervantes y Shakespeare, cabe también remembrar la labor de esas personas que, por medio del lenguaje de señas, rompieron barreras y prejuicios para los más vulnerables.

Acerca de David Esteban Álvarez Ortiz

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Soy periodista, locutor e historiador en formación. Aficionado a la cocina, al cine, al fútbol y al baile, creyente de la educación como motor de cambio. Redactor de economía y derechos humanos.

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