No tenemos una Mariana ni un Nairo para defender al ambiente

Unos cuantos trinos de los famosos deportistas bastaron para tener una reunión con el presidente Santos y asegurar recursos para el deporte. Bien por ellos, pero y al ambiente, ¿qué famoso lo defiende?

El presidente Santos le debe cumplir a la biodiversidad colombiana y al Sí Ambiental. Foto: Animanaturalis. 

Engañados se deberían sentir todos aquellos que decidieron aportar a la campaña por la paz, argumentando los beneficios ambientales y para los animales del fin del conflicto. Sin duda un avance irrefutable es la disminución de militares heridos en combate por cuenta de la guerra que enterró aún más en el subdesarrollo al país en los últimos 60 años; además de dar paso a nuevas preocupaciones nacionales como la corrupción y temas socio-ambientales.

Los activistas que defienden el ambiente y los animales, así como un sector académico, se unieron para dar el Sí Ambiental en el plebiscito, pero quién iba a pensar que justo durante el año en que las balas se silenciaron en el monte, la deforestación en el país aumentó en un 44%.

Tan solo este año, ocurrió la catástrofe en Mocoa por cuenta de la mala planeación territorial, la invasión de los cauces naturales y la falta de suficientes árboles que permitieran mitigar el impacto de la avenida torrencial que dejó cientos de muertos y damnificados.

La variabilidad climática afecta directamente al país, uno de los más vulnerables ante el cambio climático y que requiere todo el músculo estatal para afrontar los grandes retos que se tienen en materia ambiental, los más inmediatos, la declaración de más áreas protegidas y la delimitación de páramos, por ejemplo.

El Instituto Humboldt celebraba hace unos meses los primeros descubrimientos de nuevas especies animales luego de su incursión en tierras prácticamente inaccesibles por cuenta de la guerra.

Además todos defendían los beneficios para los campesinos con los acuerdos de paz firmados. Sin embargo, como se evidencia, el Sí Ambiental no fue más que utilizado para la campaña por la paz, porque el sector que tiene que ser fortalecido para garantizar el derecho a un ambiente sano, el suministro de agua, oxígeno, alimentos y otros servicios ambientales, por medio de la investigación, estudios técnicos, licenciamientos, programas de restauración ecológica, de conservación, de adaptación al cambio climático, de agricultura sostenible, etc.; pretende ser golpeado por el Ministerio de Hacienda del Gobierno Colombiano, con la reducción de más del 60% del presupuesto a los sectores agro y ambiental.

Estas son las incoherencias que siguen disminuyendo puntos de credibilidad al Presidente, que trinó a Trump en defensa de los acuerdos de París, pero le clavó el puñal a la biodiversidad colombiana, desconociendo el gran compromiso que debe tener por gobernar al segundo país más megadiverso del planeta.

Es una lástima y una tristeza que las grandes voces ambientales de Colombia como las de Brigitte Baptiste o del profesor Gustavo Andrade, no sean escuchadas. Es que necesitamos a una Mariana o un Nairo con millones de seguidores, para que Juan Manuel Santos separe una cita para hablar del 52% de territorio de Colombia, que ocupan los majestuosos bosques, habitados por el jaguar, el oso andino, el mono aullador, el tití, la bullosa guacamaya, el oso hormiguero, el olinguito y tantos otros individuos de especies que aún faltan por conocer.

 

Acerca de Paulina Pulgarín Serna

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Activista de AnimaNaturalis Internacional, editora de contenidos para Colombia desde 2005. Ingeniera Ambiental.

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