Cumpliendo sueños, la historia de los niños de La Granja-Cocorná

Para los adultos, cumplir los sueños de los niños, debería ser siempre una obligación.

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Foto: EL PALPITAR.

Hola, profe, ¿cómo está? – “muy bien, muy feliz de poder ver a los niños así, cumpliendo sueños”-. Así comenzó la historia de trece sueños que este miércoles se hicieron realidad en Medellín: los sueños de trece niños de la vereda La Granja, de Cocorná, quienes querían conocer a Medellín, ir a cine y pasar un día divertido y diferente en la ciudad.

La Granja es una vereda al Suroriente de Cocorná y allí queda ubicado el Centro Educativo Rural con el mismo nombre. Una comunidad con recursos socioeconómicos muy bajos, con familias que viven en la pobreza y cuya actividad económica es el trabajo en el campo, aunque en la actualidad esta actividad no genera las garantías de estabilidad económica para que los habitantes de la vereda vivan de manera tranquila.

Desde allí llegaron a Medellín trece niños, todos cargados de sueños y de vida para disfrutar de un lugar mágico y diferente para ellos, la ciudad.

Este miércoles cinco de agosto, un grupo de personas generosas, en conjunto con la voluntad del profesor Robinson Vargas, les cumplieron el sueño a los niños, y en un día para nunca olvidar, pudieron disfrutar de una mañana en Divercity, un almuerzo en McDonald’s, una tarde de cine en Cinecolombia del Centro Comercial Santa Fe y luego, para cerrar, pudieron conocer el estadio Atanasio Girardot y disfrutar de su equipo, el Atlético Nacional.

Recuperando  Sueños

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Foto: EL PALPITAR.

“Esta oportunidad que estamos viviendo estos dos días en Medellín, es producto del taller de Recuperación de Sueños y de que todavía en Colombia los buenos somos más, de gente caritativa, de gente bondadosa que se quiso unir a este sueño de estas catorce almas”, así comentó el profesor de los niños, Robinson Vargas, sobre la actividad que se vivió en Medellín y de la cual El Palpitar fue testigo incluyente.

El taller de Recuperación de Sueños que se dicta en el Centro Educativo Rural La Granja, tiene como propósito generar en los niños, desde muy temprana edad, que sueñen,  que quieren ser alguien en la vida, que definan a dónde quieren ir en la vida. La idea es, que a medida que el niño sueñe, esas metas se vayan cumpliendo y elaboren un proyecto de vida tangible y puedan ir alcanzando las cosas que se proponen.

Y, precisamente, estos niños se atrevieron a soñar y un grupo de personas y empresas generosas, se atrevieron a cumplir sus sueños. “La idea, es no temerle a ayudar, poder disponer momentos de felicidad para quienes más lo necesitan y dar la mano para que esas cosas que ellos van buscando en la vida, se puedan sobreponer a las dificultades”, comentó Gabriel Jaime Mazo, un comunicador social que trabaja en Teleantioquia y quien se encargó de disponer los medios para que los niños de La Granja lograran su sueño.

Y junto a él, decenas de personas, profesionales, amas de casa, padres, madres, amigos, empresas y medios, aunaron esfuerzos para que la ciudad quedara a los pies de los niños, para que saliera de sus mentes y llegara al corazón.

Jugando a ser adultos y viviendo la ciudad

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Foto: EL PALPITAR.

Salieron muy temprano de La Granja, en Cocorná, camino de un sueño: ver una película en cine 3D. A cambio la ciudad les brindo diversión, placer, sonrisas, aventura y nuevos saberes.  Valió la pena la madrugada o no dormir, bañarse a las dos de la mañana, despertar a la mamá a la una de la mañana porque los dejaba el bus. El baño a las cuatro, la salida a las cinco… todo valía por lograr el sueño.

En la mañana, durante las actividades en Divercity, jugaron a ser bomberos, policías, médicos, pasteleros, chefs, músicos, periodistas. Aprendieron de normas de tránsito, entendieron cómo funciona la movilidad. Se educaron sobre televisión, radio, prensa. Aprendieron sobre el mundo, el mundo real, el que deberán afrontar conforme avance el tiempo y ese que ya han conocido en su peor faceta, la violenta.

Ver los rostros sonrientes y satisfechos de Lorena, Juan, Mariana, Liseth, Alejandro… ver lo sorprendidos que quedaron al conocer las instalaciones de McDonald’s y la emoción al comenzar la función en Cinecolombia, deja gratificado el corazón. Luego, verlos gritar goles con emoción en el estadio, saltando, jugando a ser técnicos y haciendo realidad los sueños con la pelota, valen cualquier esfuerzo.

“El haberles dado la noticia de cumplir este sueño, el ver las caras, la alegría, sus rostros soñadores, sus ojos brillantes ante este oportunidad, hacen que uno como profe, de una u otra forma, se vea realizado, ni tres días de enfermedad y una fuerte fiebre, me privaron de estar acá porque no me podía perder esta oportunidad de ver a los niños felices”, sentencia el profe Robin, un hombre joven quien también en su mirada refleja los sueños y las esperanzas; la bondad que le entrega a los niños y el amor propio por su labor, son esencia de alguien que da esperando sólo sonrisas a cambio.

“Yo espero que esta experiencia  y todas las que se puedan seguir presentando sirvan para que sigan soñando, para que no dejen de soñar, para que aprendan a cogerle cariño a las cosas, para que aprendan a amar la vida y para que nunca se les borre de la mente, que los sueños sí se cumplen”.

Porque para los niños tal vez terminara el paseo, la aventura y se cumpliera este sueño, pero los sueños seguirán apareciendo y las oportunidades también. Porque soñar en un tesoro, un arma para ser felices, ¿Qué sería de la vida sin los sueños, qué sería sin los soñadores? La esencia de la vida está en ir trazando metas y cumpliéndolas. Mientras existan sueños, estos niños tendrán energías para luchar y mientras existan oportunidades, tendrán caminos para triunfar. 

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Foto: EL PALPITAR.

Acerca de Andrés Felipe Bustamante Restrepo

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Comunicador social - educador. Dios, familia, amigos. Interesado en el proceso de paz, en los deportes y en vivir en armonía. Poco comunicador, muy periodista. Me gusta saber sobre la historia de la Colombia violenta, no por apología, más por entender el porqué de todo este complot violento en el que vivimos inmersos los colombianos del común. Creo en lo que se hace bien, como diría un maestro: “no se mate haciendo las cosas, hágalas bien”. No hay que morir en el intento, hay que hacerlo.

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