El drama que vive la población carcelaria femenina de Medellín

Hacinamiento, precario ambiente de reclusión y falta de oportunidades al quedar libres, las principales problemáticas que aquejan a las reclusas.

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Foto: ARCHIVO.

«El pasado no perdona». La realidad que hay detrás de este refrán la han podido evidenciar miles de mujeres que, por algún u otro motivo, han ido a parar tras las rejas de una cárcel. Pero en algunos casos, el drama no termina cuando purgan su pena y quedan en libertad.

Si bien las condiciones de un centro penitenciario a otro pueden variar parcialmente, todas las cárceles de Medellín y, sin ánimos de exagerar, la mayoría de las de Colombia ofrecen condiciones de vida precarias para sus reclusos y reclusas. 

Lo que pareciera ser más trágico aún es que, ante los estigmas sociales en torno a la población carcelaria, muchas personas que salen libres no encuentran suficientes oportunidades para seguir adelante o siquiera sobrevivir, por lo que se ven tentados a volver a delinquir, sin justificar el hecho.

¿Cómo son las condiciones de vida de las mujeres en las cárceles de Medellín?

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Cárcel El Pedregal, que alberga más de un millar de mujeres tras sus rejas. Foto: ARCHIVO.

Según Luz Marina Acevedo, abogada de la Personería de Medellín, las condiciones son precarias. «Hay un evidente hacinamiento tanto para reclusos hombres como para mujeres, tanto en Pedregal como en Bellavista; además, las condiciones en las que habitan son lamentables«, dijo la funcionaria.

Y el panorama en las mujeres, aunque es más alentador que el de los hombres, se agrava cada vez más. Rodrigo Ardila, Personero de Medellín, explicó que los servicios de salud para las reclusas de El Pedregal se caracteriza por la negligencia. «Reporté 17 casos de mujeres que necesitan atención médica urgente», los cuales Caprecom -EPS encargada de brindar tal atención- «fue negligente para prestarlos».

Además, en meses pasados fue evacuada por completo la cárcel de El Buen Pastor, en la comuna 13, la cual albergaba una elevada cantidad de mujeres retenidas. Muchas de esas internas fueron trasladadas a El Pedregal, lo que generó un problema de hacinamiento que no había hasta entonces.

Patricia es, precisamente, reclusa del Complejo Penitenciario El Pedregal, en San Cristóbal. Fue aprehendida debido a un negocio ilícito que manejaba con su esposo, quien murió meses antes de su captura. Según ella, el ambiente de convivencia entre las internas es relativamente bueno.

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Patricia, quien está a un año de quedar en libertad. Foto: EL PALPITAR.

Mencionó que, en su caso, el hacinamiento y las malas condiciones de vida no son tan evidentes, a pesar de estar tras las rejas. Cabe aclarar que Patricia, debido a su buen comportamiento, goza de algunos privilegios a los cuales no pueden acceder todas las reclusas.

Viviana Ramírez, directora técnica de la Secretaría de Gobierno y Derechos Humanos, aseguró que, «hay hacinamiento tanto en Pedregal como en Bellavista». Eso sí, recordó que desde la Secretaría «se hacen terapias psicosociales y talleres de crecimiento personal con los chicos y las chicas al igual que con las familias, para que los lazos que se rompen durante su estadía acá se fortalezcan».

Y ante el problema, que se replica en los demás centros penitenciarios de Colombia, muchas mujeres prefieren invertir el tiempo libre en proyectos que les sirvan para cuando salgan de prisión y les permitan redimir parte de su condena.

«La dirección del Inpec está trabajando fuertemente con el fin de que los programas de resocialización se lleven a cabo en el interior de los establecimientos. Tenemos taller de modistería, de panadería y arepería. Hay aulas de estudio e internas profesionales que redimen la pena al servir de instructoras», señaló el capitán Éver Aragón, director encargado de El Pedregal.

¿Acaban sus problemas al salir de prisión?

Patricia, quien ya está a un año de salir de prisión, expresó que su hija mayor siente vergüenza de que ella esté detenida. «Ella es universitaria, y no le gusta que sus compañeros sepan que tiene a su mamá en la cárcel». 

Ese mal, que aqueja a muchos familiares de personas privadas de su libertad, afecta a la sociedad en general. La abogada Luz Marina Acevedo, a través de su investigación, descubrió que hombres y mujeres, «cuando salen de la cárcel, cargan con el estigma y se les hace difícil seguir adelante con su vida».

El capitán Aragón, sin embargo, expresó que no en todos los casos ocurre lo mismo. «Ellas salen, en su mayoría, rehabilitadas. Y al recobrar su libertad, hay algunas que logran conseguir buenos trabajos», señaló. Eso sí, dejó claro que aún hay muchos estigmas en torno a los exreclusos, problemática que él asegura se está combatiendo efectivamente.

«Una persona cuando ha caído detenida y sale, suele ser blanco de discriminación por parte de la sociedad. Es necesario hacer una campaña para que las empresas del sector público y privado se incorporen al proceso de ayuda a los reclusos», detalló el funcionario del Inpec.

Entretanto, el hacinamiento crece en los centros penitenciarios del país, la atención médica disminuye cada vez más en éstos y las condiciones de vida siguen empeorando. Por si fuera poco, al recobrar su libertad, las personas que estuvieron en la cárcel luchan contra los señalamientos de una sociedad que, según Acevedo, es «rencorosa». Un drama que parece no acabar.

Acerca de David Esteban Álvarez Ortiz

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Soy periodista, locutor e historiador en formación. Aficionado a la cocina, al cine, al fútbol y al baile, creyente de la educación como motor de cambio. Redactor de economía y derechos humanos.

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