Tranvía en Medellín, entre la nostalgia, el escepticismo y el entusiasmo

En 1921 se inauguró el primer tranvía en la capital antioqueña.

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Foto: EL PALPITAR.

El desarrollo de las grandes urbes ha estado ligado a sus estrategias de movilidad y transporte. Para finales del siglo XVIII y principio del siglo XIX en el marco de la Revolución industrial, la creación del ferrocarril y las máquinas de vapor supusieron una apertura económica, social y cultural para Europa; a América Latina llegaría años más tarde pero no con menos impacto en la sociedad.

En la actualidad, Medellín está expectante por la entrega del nuevo Tranvía de Ayacucho, un sistema de transporte denominado amigable y autosostenible, dado que su funcionamiento eléctrico reducirá la contaminación, además de unirse a la red de transporte masivo del Valle del Aburrá; pero la opiniones se dividen entre los estusiastas, los nostálgicos y los escépticos.

Los 45 kilómetros de vía tranviaria de Medellín a principios del siglo XX

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Foto: CORTESÍA ARCHIVO PARTICULAR.

«A mí me tocó el tranvía viejo, cuando yo era una niña bajaba con mi papá a comprar hojaldre y era feliz montada en esa máquina, ahora estoy ansiosa por estrenar este nuevo que se ve más bonito, contó Gloria María Isaza, residente del barrio Miraflores y que ha vivido lo suficiente para conocer ambos tranvía, el viejo y el moderno.

El 12 de octubre de 1921 Medellín inauguró su primer línea de tranvía eléctrico que iba desde la Plaza Berrío hasta el barrio La América, para 1298 ya se habían adquirido 28 vehículos tranviarios más y en 1945 habían 45 kilómetros de vías en la ciudad.

Luis Ángel Arroyave tiene 89 años de edad y recuerda cuando siendo un niño llegó a Medellín desde el norte del departamento y se impresionó con el tranvía del momento, «eso era muy bonito, yo no entiendo por qué lo quitaron y ahora quieren volverlo a poner», contó recordando la estructura anterior y con un poco de recelo ante las obras del nuevo medio de transporte que recuperan del pasado.

Desaparición del tranvía de la primera mitad del siglo XX

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Foto: CORTESÍA ARCHIVO PARTICULAR.

Pero el entusiasmo de un territorio que cada día iba dejando más atrás su condición de villa para convertirse en una ciudad, ocasionó que 30 años después de la puesta en funcionamiento del Tranvía de Medellín, ya no quedaran muchas vías para este medio de transporte.

En 1951 el entusiasta inglés de los Tranvías Edward Piercy llegó a la ciudad, se encontró con que solo la línea del barrio Aranjuez estaba en funcionamiento. Los trenes del tranvía habían sido reemplazados gradualmente por los autobuses que funcionaban a gasolina.

Así, años más tarde esa última línea también desapareció y con ella los 61 trenes que circulaban por ella, la tracción motora de combustible se abrió paso en las calles de Medellín. Según informes de la Secretaría de Movilidad de Medellín, para junio de 2015 circulaban en la ciudad 1.253.927 vehículos entre carros y motocicletas.

Retomar la apuesta por el transporte público y autosostenible

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Tranvía de Ayacucho. Foto: EL PALPITAR.

Han sido muchas las razones para respaldar la medida de la construcción de una nueva línea tranviaria, el Tranvía de Ayacucho se presenta como una posibilidad de innovación, pero factores ambientales y de movilidad también son parte del pliego de beneficios que representan para la ciudad.

De acuerdo con Claudia Restrepo, gerente del Metro de Medellín, cuando el tranvía esté  conectado a los cables aéreos de Pan de Azúcar y Oriente y además logre llegar a la estación San Antonio, se prevé que se podrán movilizar más de 9 mil usuarios diarios.

Para ese propósito se contará inicialmente con 12 trenes que tienen la capacidad de transportar cada uno 300 personas. 

Sin embargo hay quienes aún son escépticos con respecto a las obras y el funcionamiento del tranvía. Luz Elena Quintero es propietaria de uno de los negocios aledaños a las obras del tranvía, «En mi negocio las ventas han sido pésimas, solo abría por la noche cuando ya dejaban de trabajar y no había tanto polvo. Ojalá que esto mejore», comentó.

En ese sentido, Claudia Restrepo reitera que el Plan Integral Ayacucho contempla la reparación y pintura de fachadas, además de la socialización con la comunidad a cerca de los beneficios que va a traer este nuevo sistema de transporte.

«Es que esto no es solo para que las personas del centro oriente puedan transportarse, esto también representa un impacto comercial en tanto los turistas van a querer venir a conocer el tranvía», señaló la gerente del Metro.

Entretanto, 69 rutas de buses que circulaban por Ayacucho fueron racionalizadas y desplazadas a otras vías de la ciudad, los más optimistas esperan con ansias y los escépticos tendrán que aguardar por los resultados de la puesta en marcha el tranvía.

Lo que es cierto, es que en Medellín cada vez le apuestan más a la recuperación de sistemas, programas y proyectos que se habían abandonado en años pasados. La ciudad que creció de frente al río y le dio la espalda luego de contaminarlo, ahora quiere recuperarlo con un parque de proporciones épicas, además de instar a sus habitantes a que usen los medios de transporte masivos, amigables y autosostenibles, aunque a veces su capacidad los haga dudar.

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Tranvía de Ayacucho. Foto: EL PALPITAR.

 

Acerca de Krystell Rodríguez Castañeda

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