Niños de escasos recursos son más propensos a ser obesos

El tabaquismo materno y el peso de la gestante también influirían en la masa corporal de los menores.

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Foto: CORTESÍA.

Un estudio realizado por investigadores de la University College of London y la London School of Economics, en Inglaterra, develó el vínculo existente entre pobreza y obesidad infantil: los niños más pobres, generalmente, son casi tres veces más propensos a ser obesos.

El artículo, publicado en el European Journal of Public Health, explicó que los niños de 5 años de escasos recursos tienen el doble de riesgo de ser más obesos en relación con sus compañeros con mejor posición económica.

Asimismo, el 6,6 por ciento de los menores de 5 años del quintil más pobre era obeso, en tanto que el 3,5 por ciento de la muestra estadística de mayores recursos presentaba la patología.

Por su parte, los niños de 11 años con índice de pobreza triplicaron la brecha: cerca del 7,9 por ciento de los infantes más pobres era obeso, en tanto que en el lado opuesto apenas llegaba a un 2,9 por ciento.

«La intervención en los primeros años, cuando el entorno familiar puede influir de manera más profunda en el desarrollo saludable de los niños, tiene el potencial de ser particularmente eficaz», explicó Yvonne Kelly, autora principal de la investigación.

Precisamente, antecedentes de la madre como si fumó o no durante el embarazo, si padeció obesidad, la edad hasta la que amamantó al niño o si lo alimentó con alimentos sólidos antes de los cuatro meses influyeron directamente en el peso del menor.

Otros comportamientos alimenticios, como por ejemplo si el niño pasaba por alto alguna de las comidas o si consumía frutas, verduras o bebidas dulces en alta cantidad también impactaron de alguna forma los resultados finales.

De igual manera, tuvieron incidencia hábitos de los niños tales como la del juego activo con uno de los padres, la cantidad de horas destinadas a ver televisión o el tiempo de sueño.

Además, se pudo establecer que los menores que dedicaban más tiempo a realizar deporte o algún tipo de ejercicio eran menos proclives a la obesidad: hacer deporte más de tres veces por semana y acostarse más temprano son conductas que, según el estudio, están directamente relacionadas con un descenso en las categorías de peso.

«La intervención temprana con los padres tiene claramente un enorme potencial. Y la evidencia de nuestro trabajo sugiere que esto debe comenzar antes del nacimiento o incluso la concepción», precisó Yvonne Kelly.

Así las cosas, una forma de vida poco saludable podría significar un riesgo adicional aproximado del 20 por ciento para que un niño padezca obesidad, por lo que Kelly aconsejó que tanto las desigualdades económicas como la obesidad sean combatidas sin excluirse una problemática de la otra.

Acerca de David Esteban Álvarez Ortiz

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Soy periodista, locutor e historiador en formación. Aficionado a la cocina, al cine, al fútbol y al baile, creyente de la educación como motor de cambio. Redactor de economía y derechos humanos.

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