Ahora, Medellín y Nacional seguirán sus pretemporadas en tierra antioqueña.
Fue un clásico de encuentro y respeto en las tribunas. De familias rojas y verdes entre sí, unidas, compartiendo la tribuna y el juego. Fue un clásico tranquilo, en paz. Un clásico sin afanes y con poco fútbol, pero importante para unir a los paisas en Estados Unidos. Una reunión de hermanos, como debe ser.
A priori, el partido planteaba a un Atlético Nacional con una formación más mezclada entre los jugadores quienes ganaron la Liga 2015 y algunos de los juveniles regresados de Alianza Petrolera. Sin embargo, las ausencia de Bocanegra y Henríquez, lesionados, marcaron la nota de diferencia.
Por el lado de Independiente Medellín, saltó a la cancha la nómina que seguramente afrontará la Liga y Copa Águila, con presencia la estructura básica, no obstante las ausencias de Frank Fabra y Didier Moreno.
El partido fue parejo, disputado en el medio del campo, en una cancha de grama artificial que poco favoreció el juego de toque: la pelota daba botes extraños, dificultaba a los delanteros y fue difícil de controlar. A más de eso, se nota aún que los equipos están en trabajos de pretemporada y todavía no se sueltan mucho en su fútbol.
Pese a ello, ambos equipos tuvieron oportunidades de gol en la primera parte, del lado Verde fueron Juan Pablo Nieto y Jefferson Duque quienes lo intentaron; y del lado Rojo, Mauricio Molina y Johan Arango buscaban con remates de media distancia.
La segunda parte se tornó más lenta, los equipos comenzaron a sentir el rigor de los trabajos físicos y los cambios se fueron llegando de manera sucesiva. Así, con los jugadores frescos que llegaron del banco, ambos equipos intentaron afianzar su juego y buscar más los arcos contrarios.
Finalmente, una jugada de tiro de esquina al minuto 89, permitió que tras un rebote Hernán Hechalar marcara en el arco defendido por Franco Armani. Triunfo para El Poderoso que logró quedarse con el primer clásico de la temporada, esta vez en tierras extranjeras.
