Por una parte, el récord en la cantidad de preseas en los Juegos Olímpicos deja un grato sabor de boca; las dudas surgen en si hay o no renovación generacional en deportes como pesas y lucha.
El balance en Río 2016 fue positivo para Colombia: tres medallas de oro, con Mariana Pajón, Caterine Ibargüen y Óscar Figueroa; dos de plata, con Yuberjén Martínez y Yuri Alvear; y tres de bronce, con Luis Javier Mosquera, Ingrit Valencia y Carlos Ramírez. En definitiva, Colombia hizo las mejores justas olímpicas de su historia.
No obstante, pudo ser mucho mejor. Las cuentas previas del Comité Olímpico Colombiano -COC- lo dejan entrever: inicialmente, se esperaba otra medalla en pesas con Ubaldina Valoyes; además, Jackeline Rentería quedó debiendo en lucha y Óscar Muñoz en taekwondo. Ni se diga de Fernando Gaviria, de quien se esperaba un oro en el Ómnium. La Selección Colombia de fútbol masculino, Céiver Ávila en boxeo o el equipo de ciclismo de ruta con Sergio Luis Henao también quedaron debiendo, cada uno por diferentes circunstancias.
No obstante, también hubo sorpresas. Las cartas del boxeo tiñeron de gloria la bandera colombiana en Río, así como los buenos resultados de Carlos Ramírez y Óscar Figueroa.
Sin embargo, según lo expresó Baltasar Medina, presidente del COC, ahora hay que pensar en Tokio 2020, unas justas que tendrá varios deportes nuevos y entregará más medallas que la edición de este año.
Y es que Óscar Figueroa y Caterine Ibargüen, dos de las medallas doradas de Río de Janeiro, llegarán a Japón con 37 y 36 años, respectivamente. El mismo Figueroa manifestó en días pasados que lo más probable es que ni siquiera vaya como deportista a Tokio, sino como dirigente.
Jackeline Rentería y Yuri Alvear, cartas constantes en lucha libre y judo, también llegarán con 34 años, en tanto que es posible que los boxeadores que ganaron medalla o aspiraron a una trasciendan del campo amateur (el que compite en los juegos) al nivel profesional, lo que les impediría ir a Japón.
De ahí la importancia, según Medina, de la planificación a futuro e inversión estatal. «Más que falta de apoyo, lo que digo es que el deporte colombiano tiene insuficiencia en los recursos, pero no podemos negar la voluntad política del Gobierno Nacional y los regionales. Los gobernadores y los alcaldes invierten en el deporte», indicó el dirigente deportivo.
Así las cosas, Colombia dejó un listón bastante alto para los Juegos Olímpicos Tokio 2020. La idea es clara: superarlo. Llegar a la par de Brasil y Cuba como potencias en Latinoamerica y alejarse de Argentina y México, principales contendientes en el subcontinente. Para medir fuerzas y la renovación generacional colombiana servirán, precisamente, los Juegos Panamericanos que se desarrollarán en Lima en el 2019.
