El exoficial fue edecán de la Casa de Nariño durante los dos mandatos del hoy senador Álvaro Uribe Vélez.
A 9 años de prisión fue condenado el general (r) Flavio Buitrago por el juzgado noveno especializado de Bogotá, por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, en tanto que su esposa fue sentenciada a 6 años de cárcel.
Según determinó el juez, ambos tenían nexos con con el narcotraficante Marco Antonio Gil, alias «El Papero», y tuvieron un incremento de sus ingresos en 682 millones de pesos, patrimonio que no pudieron justificar.
Al parecer, Buitrago, quien trabajó como jefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe Vélez, también tenía relaciones económicas con paramilitares del Bloque Central de Bolívar, de quienes recibía pagos.
Los nexos entre el general (r) y «El Papero» se remontan a 1997, cuando presuntamente el narcotraficante se contactó con el oficial para informarle del secuestro de su hija, pues entonces era director del Gaula.
A partir de allí, se estrechó la relación entre ambos y, de acuerdo con la Fiscalía, el nexo trascendió a lo comercial e ilegal cuando «El Papero» permitió que la pareja tuviera un incremento injustificado en su patrimonio.
Además, varios cabecillas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) señalaron que Flavio Buitrago trabajaba para ellos, por lo cual le hacían llegar un salario por sus conexiones con la ilegalidad.
Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias «Macaco»; y el narcotraficante Jaime Dib Mor, declararon en contra del general (r).
El primero, cabecilla paramilitar, indicó que cuando Flavio Buitrago era comandante de la Policía Antioquia, le giraba dinero con el fin de que el oficial permitiera el ejercicio criminal de las autodefensas en el Norte del departamento y el Sur de Bolívar.
Por su parte, el extraditado Dib Mor precisó que el general (r) se reunió en varias ocasiones con «El Papero», y que incluso fue el narcotraficante quien lo presentó con el alto oficial, que entonces ya era la mano derecha de Uribe Vélez, en lo que a protección se refiere.
Si bien el oficial no reconoció sus nexos con el paramilitarismo, sí admitió que evadía impuestos repartiendo sus «sueldos» entre sus familiares, con el objetivo de que la DIAN no le impusiera cargas fiscales.