Según cifras de la Fundación Guanacas, se han sembrado cerca de 700 plantas de palma de cera en el territorio.
La Palma de Cera, flora oficial de Colombia y especie amenazada en el país, se está cultivando en el Norte antioqueño, a través de un programa de una fundación que busca proteger a los bosques de niebla y sus especies.
Debido a su lento crecimiento y a la tala indiscriminada de los bosques Andinos, la palma de cera se encuentra el día de hoy en vía de extinción y aunque se considera una especie vital para el país, aún hay personas que se tratan de lucrar con la misma, especialmente en temporadas del año como Semana Santa.
Sin embargo, existen programas y fundaciones que se alzaron para trabajar en pro de esta especie y sembrar el árbol en bosques de niebla. Para que esto suceda deben crecer en climas templados y a una buena altura a nivel del mar, como el Valle de Cocora, que se encuentra entre los 1.800 y 2.400 metros.
“En estos momentos tenemos un grupo interdisciplinario de expertos ambientales que están ayudando a sembrar la palma de cera, estamos promoviendo el bono ‘Palma de Cera’, que busca un padrino para un árbol, para cuidar esta especie”, explicó el fundador y director de la Fundación José Rodrigo Castaño Díaz.
Con esta iniciativa se busca que los habitantes del departamento se apersonen del crecimiento de este árbol y pueda perpetuar la especie en el país, y por ser un árbol nacional no podrá ser talado, defendiendo así al territorio en donde está sembrado.
“La persona que obtenga este bono podrá tener el árbol por siempre porque es heredable, será única para su dueño porque contará con una exacta ubicación con georreferenciación y podrá proteger los ecosistemas de bosque de niebla en esta zona”, destacó Castaño Díaz.
“Estamos perdiendo la batalla en el cuidado de nuestros bosques”
Para la Alcaldía de Santa Rosa de Osos es importante contar con territorios en donde se estén sembrando las palmas de cera porque potencian los recursos hídricos de la región y convierte al departamento en una zona en donde la especie pueda “florecer”.
“Es un aporte importante porque la palma de cera la tenemos prácticamente extinta en el territorio, entonces con el trabajo que ellos vienen haciendo volvemos a recuperar la biodiversidad que se había perdido en la zona”, destacó el director de la Umata, Jhony Asdrual López Torres.
Sin embargo, para el funcionario el tema de protección de las áreas arbóreas en el municipio está complicado, debido a la expansión de los sectores productivos agrícolas y la ganadería entre otros.
“Hay sectores productivos que vienen adquiriendo tierras muy grandes para la expansión de la frontera agrícola, sobretodo con tomate de árbol y papa. En ese sentido se está haciendo una afectación mayor y estamos perdiendo la guerra”, lamentó el funcionario.
“Trabajo pedagógico para el cuidado de la especie”
Históricamente la especie se ha visto amenazada en épocas de Semana Santa por el arraigo religioso que tienen los colombianos, debido a que adquieren sus ramas para representar la procesión del Domingo de Ramos.
“Estas labores deben estar acompañadas por los trabajos pedagógicos para las personas que sacan provecho cortando este tipo de palmas y su posterior destrucción, especialmente durante la Semana Mayor en donde esta gente, al cortar sus hojas, causa una irremediable muerte de la especie”, explicó el ingeniero forestal John Rodríguez, coordinador de campañas de Animanaturalis Internacional para Colombia.
Si bien el experto manifiesta que se debe hacer un estricto control a esta práctica ilegal, también hay que ofrecerle alternativas a las personas para que en vez de utilizar una especia amenazada, opten por medidas similares sin destruir un ecosistema.
“Tiene que haber un programa paralelo, tanto para la persona que compra como para las personas que destruyen las especies, todo aunado con las autoridades ambientales, quienes deben ejemplificar los daños que produce esta práctica en el territorio nacional”, señaló Rodríguez.
De esta manera, la palma de cera tiene mucha defensa en Antioquia pero también tiene el mismo número de amenazas, situaciones que serán cruciales para evitar que el árbol nacional por excelencia sea sólo un recuerdo plasmado en el escudo de armas de Colombia.