Referendo por la paz

Referendo por la paz: Quienes se oponen al SI, no es que no quieran la paz, quieren otro tipo de paz, como si esta se pudiera categorizar, pretenden una especie de paz romana, esa que consistía en derrotar a sus enemigos y reducirlos al aniquilamiento.

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Foto: Presidencia de la República.

El referendo por la paz ha puesto en evidencia la división que reina en la población en torno a la construcción de un proyecto de país. Lo cierto es que si bien se quiere la paz y que las Farc desaparezcan, el conflicto se centra en el cómo. Quienes se oponen al SI, no es que no quieran la paz, quieren otro tipo de paz, como si esta se pudiera categorizar, pretenden una especie de paz romana, esa que consistía en derrotar a sus enemigos y reducirlos al aniquilamiento.

Para ellos, una idea de una paz negociada no es llamativa, desean una condicionada por las vías de hecho pero olvidan que durante más de cincuenta años se ha combatido a este grupo sin derrotarlo militarmente en su totalidad, así que no es el qué lo que les importa sino el cómo, en una muestra de odios heredados que privilegia la venganza prefiriendo continuar la guerra a ceder en una negociación.

Votar por el No es apoyar la continuidad de una guerra inútil, esa donde los bandos pueden continuarla pero no acabarla.

Foto: CORTESÍA
Foto: CORTESÍA.

Una guerra que ha sido dibujada en blancos y negros entre buenos y malos, muchos víctimas se han convertido en victimarios la sociedad civil la que carga con las consecuencias de ella y por eso es justo a ella a quien se le va a preguntar si la desean prolongar o si aceptan los acuerdos establecidos en La Habana que se traducirán en el desarme de este grupo.

Como toda negociación, como país nos toca hacer concesiones para alcanzar un bienestar mayor, probablemente no llegue la paz en su dimensión más amplia, ya que esta solo se alcanzará cuando se logre un bienestar social para toda la población, se erradique el hambre, la pobreza extrema, la falta de cobertura sanitaria, se garantice la educación y la equidad económica, entre muchos otros factores que aún necesita Colombia, pero es innegable que desmovilizar a este grupo armado es quitarle un histórico problema al país.

Como ciudadanía nos corresponde decidir si preferimos que este grupo entregue las armas y se desmovilice o si por el contrario preferimos que continúen combatiendo, esta última opción sin duda resulta absurda y escogerla no solo nos convertiría en el hazmerreír mundial sino que demostraría la falta de preparación para superar las heridas del pasado y enfrentarnos a un futuro sin conflicto armado.

Al margen del gobierno actual lo que se preguntará nada tiene que ver con si estamos de acuerdo o no con su gestión o si se prefiere a la oposición, relacionar el fin del conflicto a las simpatías o antipatías que se sientan con las figuras presidenciales es un error monumental, lo que se nos preguntará es si queremos que las Farc se acaben mediante una negociación.

Acerca de Jhonatan Correa M

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Magister en Derechos Humanos, Paz y Desarrollo Sostenible Universidad de Valencia, España

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