Gracias a la bondad de algunos empresarios, la Fundación Jardín de Amor recibió un lote en el corregimiento San Cristóbal para construir su propia sede.
En octubre, Mamá Yoly cumple quince años al lado de los niños más necesitados de Medellín y aportando al desarrollo social de la ciudad a través de acompañamiento y atención integral a menores de edad vulnerables ante la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución, el trabajo infantil y otras situaciones.
“Aquí trabajamos por la prevención, antes que el niño caiga a la droga y los problemas de la calle, porque desde allá es mucho más difícil rescatarlo”, afirmó Mamá Yoly quien sostuvo que para ella este “es el camino del amor, el cuidado, la disciplina y la educación que los lleva a pensar en grande, ayudándoles a forjar un futuro como grandes profesionales”.
Hace quince años, en Niquitao, comenzó este trabajo que años más tarde se traslado al municipio de Guarne, donde por primera vez se adoptó la modalidad de niños internos; luego, por diferentes motivos, la Fundación se traslado por un tiempo al municipio de La Estrella y finalmente volvió a la ciudad de Medellín.
Además, la entidad cumple nueve años constituidos como la Fundación Jardín de Amor, donde se brinda vivienda, estudio, alimentación, formación complementaria, atención médica y sicológica, y recreación; lúdica y deporte a 35 menores de edad.
Gracias a la bondad de algunos empresarios, la Fundación Jardín de Amor recibió un lote en el corregimiento San Cristóbal para construir su propia sede, y actualmente apela a la solidaridad de más personas para que el sueño pueda hacerse realidad y lograr brindar atención a más niños vulnerables de la capital antioqueña.
«Riega una semilla y florecerá la tierra. Protege un niño o una niña y construirás el presente» comenta Mama Yoly al tiempo que insiste en que la fundación busca una sede con zonas al aire libre donde se puedan desarrollar programas de resocialización.
