Actores del conflicto -Ejército, guerrillas, paramilitares y Bacrim- son los principales vulneradores de los derechos.
De acuerdo con lo establecido por diferentes organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, Antioquia sigue siendo la región donde mayor cantidad de vulneraciones existen contra defensores de derechos humanos, con mil 553 agresiones en el último lustro.
Además, han habido 12 homicidios y 178 amenazas, principalmente dirigidas a campesinos, comunidades de paz, magisterio y estudiantes, lo cual «devela la falta de garantías para los actores sociales cuyo único “delito” es defender el Estado de derecho y la entereza de visibilizar a quienes desde el Gobierno mismo conspiran contra aquello que ha jurado defender», según indicó el informe de derechos humanos en Antioquia de 2015, arrojado por la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, Nodo Antioquia.
De acuerdo con algunas organizaciones, muchos de los flagelos hacia los defensores provienen desde el Estado, principalmente a través de las Fuerzas Militares y algunas instituciones públicas.
«Sigue siendo claro que para la institucionalidad el tema de defensores de derechos humanos ocupa un lugar bastante secundario, cuando no, un actor que les incomoda«, indicó el informe.
Las agresiones del Gobierno, que primordialmente corresponden a omisión de denuncias, han generado preocupación entre diversos líderes de derechos humanos.
«El proceso de garantías no ha sido efectivo porque no ha servido para salvar vidas. Poca o nula la acción de la Fiscalía y Procuraduría ante las denuncias. El seguimiento es escaso, no se han hecho las sanciones», indicó César Mendoza, líder de la fundación Sumapaz.
Mendoza agregó que de nada sirven las denuncias o las negociaciones con el Estado, por lo que «la confianza está afectada por el incumplimiento de los compromisos; continúan las agresiones. El diálogo sigue siendo un ejercicio de sordos».
Las subregiones más afectadas por la problemática son Urabá, Norte, Nordeste y Valle de Aburrá, siendo ésta última el escenario de seis de los homicidios a líderes de derechos humanos.