El Turismo Sostenible que necesita Colombia, incluyendo el respeto animal

Se hace un llamado a las agencias de turismo, hoteles, flotas de buses y de aviones colombianas para que su compromiso con el turismo sostenible y el respeto a los animales sea real.

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Algunos turistas llegan a las costas colombianas con nulo conocimiento sobre respeto al ambiente y los animales. Foto: Animanaturalis.

La asamblea general de las Naciones Unidas aprobó recientemente la designación del 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible, la resolución resalta “la importancia del turismo internacional y, en particular, de la designación de un año internacional del turismo sostenible para el desarrollo, para promover una mejor comprensión entre los pueblos en todas partes, conducir a que se tome una mayor conciencia de la riqueza del patrimonio de las diversas civilizaciones y llevar a una mejor apreciación de los valores inherentes de las diversas culturas, contribuyendo así al fortalecimiento de la paz en el mundo”.

Precisamente, se hace necesario un llamado a las agencias de turismo, hoteles, flotas de buses y de aviones colombianas para que su compromiso con la sostenibilidad ambiental y el respeto a los animales sea real. No es erróneo asegurar que para las personas sensibles con la protección de los recursos naturales y de los animales, es un martirio pasar vacaciones en destinos costeros colombianos y hasta en el Amazonas.

Cartagena, San Andrés, Isla Fuerte, San Bernardo del Viento, Tolú y Coveñas; larga es la lista de hermosos sitios y playas que nacionales y extranjeros tienen la oportunidad de disfrutar, sin embargo la experiencia se empaña cuando se evidencia el nulo compromiso con el ambiente.

Basura en las playas, bolsas en el mar, pobladores nativos maltratando a los animales, perros y burros en los huesos y en la calle, peleas de gallos los domingos. Por parte de los turistas, total falta de conocimiento de las mínimas reglas de comportamiento con las criaturas marinas, para una estrella de mar mal ubicada, a la vista de todos, puede ser su triste final. La sacan del agua, se toman fotos, juegan con ella… y la matan.

Los venteros por doquier vendiendo erizos de mar momificados, estrellas, artesanías con caparazones de tortugas, de caracoles, hasta aceite de tiburón a la vista de todas las autoridades, sin que pase nada. En el acuario natural de San Andrés, las manta rayas, son el payaso distractor, todos quieren fotos con ellas, manoseadas por cuanto turista llega. En Cartagena, caballos halando carrozas en las que los turistas pretender creer que seguimos en la época de la conquista española.

Ninguna capacitación o advertencia se ve en los buses, aviones o lanchas en contra del tráfico de fauna silvestre, en algunos lugares hay  personas cargando osos perezosos o monos titís para la foto del turista, el cual termina antojándose además de conseguir uno para llevar a casa. Los que van al Amazonas la primera foto que montan en sus redes sociales es con tres o cuatro monos abrazándolos, ¿qué mensaje dan?. Los animales en su hábitat, no en nuestras manos.

Que el 2017 el año sea del turismo sostenible, debe traer consigo bastantes cambios y retos a la industria turística del país, porque no solo es ir a ver unos lugares bonitos, sino que la idea es vivir una experiencia de armonía y respeto hacia la naturaleza y todos sus habitantes.

 

Acerca de Paulina Pulgarín Serna

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Activista de AnimaNaturalis Internacional, editora de contenidos para Colombia desde 2005. Ingeniera Ambiental.

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