Mientras los familiares de las víctimas mortales lloran a sus seres queridos, la esperanza brilla para los sobrevivientes de la tragedia de La Unión.
El pasado lunes estará en la lista negra de la historia del fútbol mundial y, en general, del país, pues 71 personas perdieron la vida en territorio antioqueño. Sin embargo, en medio del luto que embarga el suceso, una luz de esperanza brilla para los sobrevivientes.
En gran medida, es gracias a la unión de fuerzas y la cooperación interinstitucional entre todas las entidades que, de alguna u otra forma, tienen que ver con la tragedia.
El accidente, ocurrido en la inhóspita noche del lunes, se dio en un sitio remoto del Oriente antioqueño, de difícil acceso y, ante todo, en condiciones climáticas complejas. Todo lo anterior no fue un impedimento para que decenas de personas se trasladaran al lugar de los hechos a aportar su grano de arena.
Los primeros en reaccionar fueron los organismos de emergencias. Desde la Defensa Civil se enviaron efectivos para determinar lo ocurrido. De inmediato, en redes sociales y medios de comunicación se hizo eco de los hechos: el avión que traía a Chapecoense para disputar la final de la Copa Sudamericana había caído en territorio antioqueño.
Al instante, bomberos voluntarios y organismos de rescate acudieron a la zona, sin importar las altas horas de la noche o el adverso clima. Uno de los primeros en llegar fue el cuerpo de Bomberos de El Carmen de Viboral, municipio cercano al sitio del accidente.
Mientras recorrían el lugar y observaban lo ocurrido, escucharon las súplicas de lo que parecía ser un sobreviviente. Efectivamente, era el jugador Alan Ruschel, quien había sobrevivido a la tragedia.
Seis voluntarios trasladaron al futbolista brasileño al hospital San Juan de Dios, donde ingresó inconsciente, con múltiples fracturas y heridas de gravedad. Luego fue ingresado a cirugía, tras lo que se le trasladó a la clínica Somer de Rionegro. Aunque el pronóstico es reservado, la esperanza brilla para Ruschel gracias al trabajo de los socorristas.
En otro hecho similar, David Blandón, fotógrafo y camarógrafo del medio MiOriente, estuvo dispuesto a dejar su cámara con el objetivo de ayudar a los heridos en la tragedia. Llegó primero al lugar y, por ende, se dio cuenta de que era escaso el personal para ayudar a los sobrevivientes.
«Me conmovió. Guardé mi cámara y ayudé (…) Aproveché que tenía dos guantes blancos y, como no había socorristas suficientes, cogí una camilla de la Cruz Roja y me fui con ella; en el momento dije que era bombero voluntario y saqué a la azafata sobreviviente», manifestó el periodista a Noticias Caracol.
Él consiguió, junto con otros voluntarios, ayudar en el rescate de uno de los arqueros del Chapecoense, Jackson Follmann; y la azafata Xiomara Suárez, quienes fueron trasladados a centros asistenciales, donde permanecen bajo supervisión médica.
Las entidades e instituciones también pusieron su grano de arena. El Dapard y el Dagrd, organismos de gestión del riesgo de desastres de Antioquia y Medellín, respectivamente, pusieron a disposición de la tragedia decenas de recursos humanos y materiales. Gracias a esa labor, además de los sobrevivientes, se han rescatado más la totalidad de los cuerpos, algo vital para los familiares de las víctimas.
Justamente, Medicina Legal dispuso de una impresionante logística, no sólo para identificar los cadáveres, sino también para brindar acompañamiento psicosocial a las víctimas de la mano de otras entidades.
«El Instituto inició un trabajo que no va a parar. Vamos a trabajar de manera continua para poder evacuar los estudios pertinentes a los cadáveres (…) La información que se tiene en este momento es que el total de los cuerpos se encuentran en buen estado para lograr la identificación por medio del cotejo de huellas», indicó Carlos Valdés, director de Medicina Legal.
Por su parte, la Alcaldía de Medellín permitió la llegada a la ciudad de los familiares de las personas fallecidas en la tragedia. Dos vuelos llegaron el martes. “Posteriormente llegarán dos aviones Hércules sólo con la tripulación con el propósito de llevar de vuelta a Brasil los féretros de las víctimas mortales”, confirmó la Alcaldía de Medellín.
Psicólogos y traductores, todos ellos voluntarios, recibieron a los familiares y permanecerán con ellos durante su triste estadía en la capital antioqueña.
Así pues, la tragedia de La Unión dejará una marca triste en la historia de todos los que participaron en las labores de socorro, pero a su vez, una gran enseñanza: la unión de fuerzas siempre da buenos resultados. Esta vez, salvó seis vidas y consoló cientas más.