De acuerdo con las denuncias del Centro de Investigación y Educación Popular-Cinep, el terror paramilitar que azotó entre 1986 y 1994 al municipio de Trujillo, en el Valle del Cauca, ha vuelto a crecer hasta alcanzar hace dos años su mayor pico de violencia con 20 asesinatos.
Según un estudio que presentó el Cinep, el municipio vallecaucano Trujillo se ha convertido en un escenario de batallas entre bandas criminales de origen paramilitar, que se disputan el control del narcotráfico.
Trujillo registró entre 1986 y 1994 unas 342 víctimas «entre ejecutados, torturados, asesinados y desaparecidos», una violencia que no ha conseguido dejar atrás. Por el contrario, el Cinep contabilizó entre el año 2000 y 2014 hasta 102 asesinatos, 13 desaparecidos y 63 amenazados por parte de estos grupos.
Según datos del Cinep, el mayor pico de violencia de los últimos años se dio en 2013, cuando se registraron 20 asesinatos.
En esta localidad de aproximadamente 18.200 habitantes, se viven desde hace «más de dos décadas continuas masacres, asesinatos selectivos, amenazas, desapariciones y torturas» que, destaca la ONG, continúan tras la disolución en 2006 de la estructura paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia -AUC.
«Después de la captura de los jefes de las autodefensas han llegado nuevas estructuras que no hemos identificado aún», dijo a Efe William Rozo, que trabaja en el banco de datos de derechos humanos y violencia política del Cinep.
Este centro de investigaciones contabilizó la mayoría de los asesinatos, hasta 64, entre 2007 y 2014, periodo posterior a la extinción oficial de los grupos paramilitares; por eso, Rozo advierte que la realidad de esta localidad «no ha cambiado mucho».
«Los crímenes de ejecuciones extrajudiciales acompañadas de crueles torturas, así como desapariciones forzadas, amenazas e imperio del terror, se han sucedido sin descanso», señala el informe.
En el texto aseguran que «nadie ignora» que en Trujillo y otros municipios aledaños los grupos de origen paramilitar «ejercen dominio territorial absoluto y para ello cuentan con la aquiescencia activa o pasiva de la fuerza pública y las autoridades municipales, departamentales y nacionales».
Desde el Cinep esperan que estos datos sirvan para que el Gobierno tome medidas para que la violencia no siga recrudeciéndose en Trujillo.